Son jóvenes, llevan gafas de pasta, se visten con
ropa que parece salida de los mercados de saldos y tiendas de segunda mano,
reverencian el estilo vintage, ellos llevan barba; ellas, el
pelo cuidadosamente desaliñado; escuchan música indie, se mueven
por la ciudad en bicicleta, tienen a Wes Anderson como principal referente
cinematográfico, piensan en verde, comen orgánico -a ser posible verduras recogidas
de su propio huerto urbano-, son nostálgicos de los cincuenta, están
altamente tecnologizados y son expertos en el uso de las redes sociales, donde
documentan su día a día mediante fotos tratadas con filtros.
Fuente: pinterest |
Son los hipsters.
La subcultura urbana llegada de Estados Unidos que sin pretenderlo, al menos eso dan a entender, ha
contagiado de su estética, su estilo, sus modos y usos a todo el establishment cultural y mediático,
dando lugar a un nuevo referente de lo cool.
No deja de ser curioso que un grupo que se
distingue por no seguir las tendencias haya convertido esta actitud en una
tendencia en sí misma. Más aún cuando la primera característica que define al hipster es que no reconoce su condición
de hipster. Como señala Mark Greif,
autor de ¿Qué fue "lo hipster"?, "cuando alguien te llama hipster, el término es un insulto"[1].
Esta postura ha contribuido al mito de que hipster no tiene definición. Sin embargo, y a pese a su rechazo a las etiquetas, todos los
hipsters comparten unas
características comunes en su estética, vestimenta, intereses y actividades. Una suma de elementos que ha dado lugar a la definición de esta subcultura
urbana a través de su estilo de vida[2].
"Los esenciales del hispter" Fuente: gorgeouscompany.wordpress.com |
Pero antes de hablar del hipster del siglo XXI, hagamos un poco de historia. El término aparece
por primera vez en la década de los cuarenta del siglo pasado para referirse a
los jóvenes blancos de clase media estadounidense que deseaban emular el estilo
de vida de los músicos negros de jazz. En los años cincuenta, la Generación
Beat, con Jack Kerouac y Allen Ginsberg al frente, adopta el concepto; y en su
ensayo de 1957 "The white negro", Norman Mailer define al
hipster como el deseo de una
vanguardia blanca de renegar de lo "blanco" para alcanzar el conocimiento
"cool" y la energía exótica de los negros americanos.
Con estos referentes, el hipster contemporáneo surge con el cambio de siglo y tiene su
matriz en la juventud indie y
alternativa de los años noventa, definida por su rechazo al consumo de masas como orden preestablecido, y en los movimientos antiglobalización[3].
En una primera fase, entre 1999 y 2003, lo hipster
se identifica con el hecho de tener conocimiento de cosas exclusivas -ya sea en
música, moda o arte- antes que nadie. Se adelanta a las tendencias, las adopta
y las desecha cuando éstas llegan a las masas y se convierten en populares, pues hipster es la moda de no estar a la moda.
En su segunda fase, desde 2004 hasta el presente, el
hipster encuentra su definición a
través de la estética, "con unos marcadores
estilísticos que trascienden la moda para convertirse en algo tan fundamental
como una contraseña cultural", indica Greif.
Es entonces cuando el movimiento hipster empieza a sumar tantos
seguidores como detractores. Un enfrentamiento materializado en artículos,
editoriales y libros que defienden o condenan las virtudes y los desaciertos de
esta subcultura, ya sea desde una postura cómica, desde la seriedad del estudio
sociológico del fenómeno o mediante el estudio científico sobre cómo uno se convierte enhipster.
Fuente: thenextgreatgeneration.com |
Entre los críticos destaca el argumento de la
falta de originalidad de esta subcultura. En su artículo "Why the hipster must die",
Christian Lorentzen afirma: "bajo el aspecto de ironía, el hipsterismo fetichiza
lo auténtico de los movimientos marginados de la época de posguerra (Beat, hippie,
grunge, punk) y lo regurgita con un guiño de inautenticidad".
Sus detractores también reprochan la
carencia de ideología del movimiento, que se resume en una postura estética
y no activista. Como apunta Greif, los hipsters adoptan las formas bohemias pero
sin el núcleo revolucionario, y a lo largo de la última década han mezclado de
forma particular elementos anarquistas, ecologistas (veganos), punk o
anticapitalistas sin un rumbo definido.
Por otro lado, el único elemento ideológico que los define, su relación con el consumo, no está exento de contradicciones. Identificados como "consumidores rebeldes", es decir, aquellos que consideran que comprar los productos de masas correctos los identifica como transgresivos; los hispters defienden de un lado el consumo en tiendas locales, los productos artesanos y el "hazlo tú mismo", pero a su vez visten con prendas de marcas dirigidas expresamente a ellos y están equipados con los últimos modelos de tecnología en el mercado, a ser posible con el logotipo de la manzana.
Por otro lado, el único elemento ideológico que los define, su relación con el consumo, no está exento de contradicciones. Identificados como "consumidores rebeldes", es decir, aquellos que consideran que comprar los productos de masas correctos los identifica como transgresivos; los hispters defienden de un lado el consumo en tiendas locales, los productos artesanos y el "hazlo tú mismo", pero a su vez visten con prendas de marcas dirigidas expresamente a ellos y están equipados con los últimos modelos de tecnología en el mercado, a ser posible con el logotipo de la manzana.
Fuente: shillingtondesignblog.com |
La moda es
el principio
El particular tour
de force del hipster entre la
individualidad y la tendencia tiene en la moda a su mejor exponente. Más allá
de sus gustos artísticos o de su menú orgánico, el hipster se identifica en primer lugar
por su forma de vestir, con elementos claves que definen su estilo.
A las ya mencionadas gafas de pasta (modelo Wayfarer de Ray Ban) hay que unir las prendas de estilo retro y vintage. Las bufandas, los gorros de lana, los
vestidos femeninos para ellas, skinny
jeans, hoddies, camisas de cuadros, bolsos messenger, camisetas con mensajes, calzado cómodo y accesorios
irónicos son algunos de los básicos de su armario.
Fuente:es.wikihow.com |
También es importante cómo estos elementos se combinan entre sí.
El auténtico hipster se preocupa por
tener un aspecto cuidadosamente despreocupado, que logra con mezclas
imposibles (lana en pleno verano, pantalones cortos en invierno, colores y
tejidos incompatibles) y vistiendo a capas. Otra idiosincrasia que define su
estilo es que llevan gafas aún sin necesitarlas (con cristales sin graduar o directamente sin cristales) en
su afán por lograr un aire intelectual.
Poco a poco, esta estética ha ido calando entre los referentes fashion y las prendas nuevas pero de aspecto usado y vintage se han
colado en las cadenas de producción de las marcas de moda, incluidas las low cost, que han convertido las gafas de
ver sin graduar, grandes y de montura ancha, en uno de los accesorios
imprescindibles que todo joven debe poseer si quiere "estar a la última". American Apparel, Urban Outfitters, Free People y
Anthropologie son algunas de las firmas de referencia para los hipsters.
Póster de Moonrise Kingdom de Wes Anderson |
A la
vanguardia
Junto a la moda, otro indicador de la trascendencia
del movimiento hipster es su permeabilidad en la industria cultural. Entre los ejemplos más recientes, está la transformación de Homer Simpson en hipster.
En el episodio "The Day the Earth Stood Cool",
emitido
en Estados Unidos el 9 de diciembre de 2012, Homer se contagia de
la modernidad de sus nuevos vecinos, una familia hipster. Por su parte, Girls, la serie de la HBO
escrita, producida, dirigida y protagonizada por Lena Dunham, se ha elevado como el referente cultural de
qué es lo hipster para los no iniciados en hipsterismo.
Más allá de la anécdota, este movimiento cuenta con
unos claros referentes culturales que a su vez definen al grupo. A los hipsters
les gusta el cine independiente y extranjero (en versión original con
subtítulos) y veneran la filmografía de Wes Anderson y de Jim Jarmusch. Entre sus lecturas no faltan los ya
mencionados Kerouac, Ginsberg o Mailer, a los que se suman autores
contemporáneos como Jonathan Safran Foer. Escuchan la música indie de
Belle&Sebastian o Animal Collective; y cuentan con publicaciones propias
como Vice, Another Magazine, Wallpaper, Pitchfork o culturahipster.com.
Son personas cultas y con formación
universitaria, que se dedican profesionalmente a las artes liberales, la
tecnología o la ciencia. Tienen conciencia ecológica, son ciclistas urbanos, foddies entregados, les encanta la
fotografía (con filtros, polaroid y lomográfica) y la decoración con elementos retro, y dedican parte de su tiempo
de ocio a la jardinería y a las tertulias intelectuales acompañados de una gran
taza de café.
A la espera de una nueva moda, el hipsterismo (renovado)
se posiciona como la primera tendencia del siglo XXI, con Día del Orgullo Hipster
incluido.
mrg
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