viernes, 30 de noviembre de 2012

Trueque de casas, vacaciones "anticrisis"

La primera vez que oí hablar del intercambio de casas fue en la edulcorada comedia romántica "The Holiday (Vacaciones)", estrenada en la Navidad de 2006. En la película, las dos protagonistas deciden escapar de "sus problemas con los hombres" haciendo un trueque de sus viviendas: una lujosa mansión en Beverly Hills y un coqueto cottage inglés a unos kilómetros de la bulliciosa Londres. 

Fuente: homeexchangetravel.blogs.com

Aunque a primera vista pueda parecer una práctica fruto de la era de Internet, el intercambio de casas, o house swapping en inglés, tiene más de 60 años de historia.

Todo empezó a principio de la década de los cincuenta del siglo pasado cuando un profesor suizo y otro holandés decidieron sacar partido a sus largas vacaciones intercambiando sus viviendas. El "boca-oreja" contribuyó a difundir las ventajas de este modelo de turismo, creando una comunidad de viajeros que hoy día se extiende por todo el mundo y a la que la red ha contribuido a poner en contacto, agilizando los trámites y garantizando el éxito de la experiencia.

En la actualidad, el trueque de casas se ha revelado como la mejor opción para viajar durante las vacaciones esquivando la crisis económica. Las viviendas se pueden intercambiar por el periodo que decidan los propietarios y suelen estar disponibles en diferentes épocas del año, incluida la Navidad, por lo que aún no es tarde si queréis planificar una escapada festiva para conocer una ciudad europea o disfrutar de un paisaje invernal en la montaña. Y todo por un módico precio.

El sistema es muy sencillo, aunque varía ligeramente dependiendo de la web de intercambio de casas. Algunas ofrecen su servicio de forma gratuita, pero la mayoría cobra una cuota anual por los trámites que oscila entre 45 y 120 euros. Una vez registrados, trazamos el perfil de la vivienda incluyendo sus características (situación, dormitorios, camas, etc), unas fotos ilustrativas, unas normas de uso y un calendario de disponibilidad. A partir de ahí, otros usuarios del portal se pueden interesar por tu casa o tú puedes iniciar el contacto. Las páginas y comunidades especializadas en esta práctica recuerdan que los intercambios no están movidos por la equivalencia entre las casas, sino por el interés en el destino.

La variedad en la oferta de alojamientos está garantizada. La web intercambiodecasas.com (versión española de homeexchange.com) cuenta con 40.000 casas en todo el mundo, de las que más de 2.000 se localizan en España, que es el segundo destino más popular por detrás de Estados Unidos. El catálogo de homeforhome.com incluye más de 29.000 alojamientos en 118 países distintos, y recibe 180 ofertas de intercambio diarias. Por su parte, Intervac, comunidad pionera en el house swapping con 60 años de historia, tiene 30.000 socios con sus respectivas viviendas en 45 países. Y esto sólo en las webs de referencia del house swapping.


A favor y en contra
A pesar de sus posibilidades, muchos se muestran reticentes hacia esta forma de viajar porque temen dejar su casa en manos de unos desconocidos. Los defensores del trueque vacacional afirman que este modelo se basa en la confianza mutua, aunque hay portales que ofrecen la posibilidad de contratar un seguro que cubra daños y cancelaciones, que va incluido en la cuota anual del servicio. Por otro lado, Internet permite que los usuarios estén en contacto antes, durante y después del trueque, eliminando el factor "completo extraño" de la ecuación.

Otro de los inconvenientes de este sistema radica en que los viajeros no pueden escapar de la rutina diaria del cuidado de la casa y tienen que ocuparse de limpiar y dejar el alojamiento tal y como estaba cuando llegaron.

Sin embargo, la mayoría de los usuarios -el 80 por ciento repite, según las webs especializadas- hace prevalecer las ventajas de esta cultura vacacional. Para empezar, los viajeros se ahorran el alojamiento, que es la partida que habitualmente se lleva el mayor parte del presupuesto de las vacaciones. Además, se evita el gasto diario en restaurantes, a la vez que se disfruta de un entorno cómodo y acogedor. Otra ventaja a tener en cuenta es que la casa no se queda deshabitada durante nuestra ausencia y se pueden dejar instrucciones para que los huéspedes rieguen las plantas y recojan el correo.

Guía de bienvenida
Si la opción convence, ya sólo queda preparar la casa para recibir a las visitas. Los expertos en esta forma de viajar afirman que es imprescindible preparar una guía que incluya todos los detalles de la casa, instrucciones para el uso de los electrodomésticos y una relación de teléfonos de emergencia y direcciones de interés. También se puede añadir un mapa de la ciudad y recomendaciones sobre los sitios que se pueden visitar o sobre dónde comprar la comida. 

Por otro lado, se aconseja que haya una persona encargada de recibir a la familia de intercambio para hacerle entrega de las llaves y aclararle posibles dudas sobre el alojamiento.

En cuanto a la casa, es conveniente dejar un cajón de la cómoda vacío y espacio en el armario para que los huéspedes puedan colocar su ropa. Asimismo, si no se ha indicado lo contrario, hay que dejar la ropa de casa (sábanas y toallas) a la vista para que puedan hacer uso de ellas. También se dejará espacio en los muebles de la cocina y en el frigorífico para que puedan guardar la compra; y la despensa debe estar provista de alimentos básicos como azúcar, sal, café o aceite.

Una vez disfrutadas las vacaciones, hay que dejar la vivienda en las mismas condiciones en que la encontramos, lavar la ropa de casa y reponer los alimentos de los propietarios que se hayan terminado. 

Una nota a la familia de intercambio agradeciendo la hospitalidad será el toque final para dar por concluidas las vacaciones "low cost".

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